Agosto 19, 2010: Que comience la cuenta regresiva. La nave espacial Dawn ("Amanecer", en idioma español), de la NASA, llegará al gigantesco asteroide Vesta en menos de un año.
"No hay nada más emocionante que develar un mundo alienígeno e inexplorado", dice Marc Rayman, quien es el ingeniero principal de la misión Dawn, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por su sigla en idioma inglés). "Vesta", predice, "nos sorprenderá".
Está programado que Dawn entre en órbita alrededor de Vesta a finales del mes de julio del año 2011. Inmediatamente después de que se transmitan a la Tierra las primeras imágenes en alta resolución, los investigadores podrán combinarlas rápidamente para producir una película, permitiéndonos de este modo seguir los pasos de Dawn como si estuviésemos allí.
"Parecerá como si la nave espacial estuviera suspendida en un punto fijo en el espacio mientras Vesta gira por debajo", dice Rayman.
Las misiones anteriores a Dawn nos han mostrado algunos asteroides, pero ninguno tan grande como esta voluminosa reliquia, cuyo origen se remonta a cuando el sistema solar era mucho más joven. Con una extensión de 564 kilómetros (350 millas) y con una masa que representa casi el 10% de la masa entera del cinturón de asteroides, Vesta es, sin duda, un mundo por sí mismo.
"Es un enorme cuerpo rocoso, de tipo terrestre, más parecido a la Luna y a Mercurio que a los pequeños trozos de roca que hemos explorado en el pasado", continúa Rayman. "Por ejemplo, hay un gran cráter en el polo sur de Vesta y, dentro de ese cráter, se encuentra alojada una montaña que es más grande que el asteroide Eros".
Dawn orbitará Vesta durante un año, tiempo en el cual llevará a cabo estudios detallados, y se convertirá de este modo en la primera nave espacial en orbitar un cuerpo del cinturón de asteroides. Luego, Dawn dejará atrás a Vesta y se dirigirá hacia un segundo mundo exótico, el planeta enano Ceres —pero esa es otra historia.
Muchos científicos consideran que Vesta es un protoplaneta. El asteroide estaba en el proceso de convertirse en un planeta cuando Júpiter interrumpió su crecimiento. El gigante gaseoso se volvió tan masivo que su gravedad perturbó el material del cinturón de asteroides hasta el grado en el cual los objetos allí presentes ya no pudieron fusionarse.
"Vesta puede enseñarnos mucho sobre cómo se formaron los planetas", dice Christopher Russell, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por su sigla en idioma inglés), quien es el investigador principal de la misión. "Tenemos un equipo completo de científicos que espera ansiosamente poder dar ese primer vistazo a Vesta".
Dawn comenzará su aproximación oficial a Vesta, a la cual Rayman también llama la fase "¡oh, esto es tan genial!" de la misión, en mayo del año que viene. A diferencia de la mayoría de las inserciones orbitales, sin embargo, ésta será comparativamente sencilla.
"Quizás esta sea la primera misión planetaria que no provocará que los integrantes del equipo de la misión estén mordiéndose las uñas cuando la nave espacial esté entrando en órbita alrededor del objetivo", dice Rayman.
La manera convencional mediante la cual una nave espacial se coloca en órbita alrededor de un cuerpo celeste está acompañada de momentos cruciales durante los cuales se deben ejecutar las maniobras orbitales con precisión quirúrgica. Si algo sale mal, toda la misión puede darse por perdida. Pero Dawn, con su suave propulsión a iones, se aproximará lentamente a su objetivo en una trayectoria espiral, acercándose cada vez más en cada vuelta.
"Todo el plan de propulsión de Dawn en su largo viaje interplanetario está dedicado en gran parte a cambiar gradualmente la forma de su órbita alrededor del Sol de manera que, cuando la nave espacial esté en la vecindad de Vesta, su órbita será muy parecida a la del asteroide".
Con sólo un leve cambio de trayectoria, la nave espacial dejará que la gravedad de Vesta la capture.
"Ese suave impulso de iones será suficiente para poner a la nave espacial en órbita. Es como fusionarse con el flujo vehicular en una autopista: sólo se necesita una aceleración gradual. Dawn ni siquiera se percatará del suceso, pero esto la pondrá en órbita alrededor de su primer objetivo celeste".
Las primeras órbitas de Dawn serán altas y no habrá prisa; a esta nave le tomará varios días completar una revolución alrededor de Vesta, a altitudes de aproximadamente 2.738 kilómetros (1.700 millas). Después de una cuantiosa recolección de fotografías y datos desde gran altitud, Dawn continuará propulsándose y seguirá un patrón espiral hacia órbitas cada vez más bajas, hasta alcanzar una órbita con una altitud un poco mayor a 161 kilómetros (100 millas) —más baja que las de los satélites que orbitan la Tierra.
Algunas partes de la superficie serán una reminiscencia de características de la Tierra o de la Luna, con cráteres y, quizás, incluso volcanes.
"No esperamos ver volcanes activos", menciona Carol Raymond, quien es la investigadora principal adjunta de la misión, en el JPL, "pero podría haber antiguas características volcánicas todavía reconocibles en los cráteres".
Mientras tanto, "podría haber otros espectáculos que están más allá de nuestra imaginación", dice Rayman. "¡Será pura emoción!"
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