14.06.18.-
En un gran esfuerzo colaborativo, científicos de todo el mundo han
utilizado datos satelitales para revelar que el deshielo de la Antártida
no solo ha hecho aumentar el nivel del mar 7,6 cm desde 1992, sino que,
sobre todo, casi la mitad de esta subida se ha producido en los últimos
cinco años.
Andrew Shepherd, de la Universidad de
Leeds (Reino Unido), y Erik Ivins, del Laboratorio de Propulsión a
Reacción (JPL) de la NASA, han dirigido a un grupo de 84 científicos
procedentes de 44 organismos internacionales en un estudio que ha dado
lugar a la panorámica más completa hasta el momento de los cambios en el
manto de hielo antártico.
Su investigación, publicada en Nature,
muestra que hasta 2012, cuando se llevó a cabo el último estudio de este
tipo, la Antártida perdía 76.000 millones de hielo al año. Esto hacía
que el nivel de los mares subiera a un ritmo de 0,2 mm por año.
No obstante, desde entonces la Antártida ha ido perdiendo hielo a una velocidad tres veces mayor.
Entre 2012 y 2017, la Antártida perdió
219.000 millones de toneladas de hielo al año, por lo que el nivel del
mar aumentó a un ritmo de 0,6 mm anuales.
Esta información resulta clave para
comprender cómo el cambio climático está afectando a la parte más remota
del planeta y cómo esto influye en el resto del mundo.
El profesor Shepherd afirma: “Llevábamos
mucho tiempo sospechando que los cambios en el clima terrestre afectan a
las capas de hielo polares. Gracias a los satélites lanzados por
nuestras agencias espaciales, ahora podemos hacer un seguimiento fiable
de la desaparición del hielo y de su contribución al nivel del mar”.
“Según nuestros análisis, se ha
producido una aceleración en la pérdida del hielo en la Antártida
durante la última década, lo que está provocando que el nivel del mar
aumente hoy a mayor velocidad que en ningún otro momento de los últimos
25 años”.
“Esto debe preocupar a los gobiernos a los que confiamos la protección de nuestras ciudades y comunidades costeras”.
Aunque para el estudio se han utilizado
datos de varios satélites, han resultado de especial utilidad CryoSat y
la misión Sentinel-1 de Copernicus, de la ESA.
Equipado con un altímetro radar, CryoSat
está diseñado para medir los cambios en la altura del hielo, lo que se
utiliza para calcular cambios en su volumen. También está concebido para
medir cambios en los márgenes de los mantos de hielo, donde se producen
partos en forma de iceberg.
Los dos satélites de la misión de radar
Sentinel-1, que estudia el movimiento del hielo, pueden tomar imágenes
de la Tierra independientemente de las condiciones meteorológicas y de
iluminación, algo esencial durante los meses de oscuridad del invierno
polar.
El director de los Programas de
Observación de la Tierra de la ESA, Josef Aschbacher, añade que es
evidente que CryoSat y Sentinel-1 “están contribuyendo de forma
significativa a que comprendamos cómo las capas de hielo responden al
cambio climático y afectan al nivel del mar, algo que nos preocupa
sobremanera”.
“Aunque estos impresionantes resultados
demuestran nuestro compromiso con la investigación del clima a través de
esfuerzos como la Iniciativa sobre el Cambio Climático y otras
actividades de explotación de datos científicos, también indican lo que
se puede conseguir al colaborar con nuestros colegas de la NASA”.
“En cualquier caso, de cara al futuro es
importante que contemos con satélites que sigan midiendo el hielo
terrestre para mantener un registro de los datos climáticos del manto de
hielo”.
La pérdida tres veces mayor del hielo de
la totalidad del continente se debe en parte a que los glaciares fluyen
más rápido en la Antártida Occidental y la península Antártica.
La Antártida Occidental es la que ha
experimentado el mayor deshielo, al pasar de una pérdida de 53.000
millones de toneladas al año en los noventa a 159.000 millones de
toneladas al año en 2012. Esto se debe sobre todo al rápido retroceso de
los glaciares de Pine Island y de Thwaites, debido a la mayor
temperatura del agua marina bajo su barreras flotantes.
Eric Rignot, del Laboratorio de
Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA, añade: “Las mediciones
recopiladas por los satélites de radar y Landsat a lo largo de los años
han documentado los cambios en los glaciares que rodean la Antártida con
un nivel de precisión sorprendente, por lo que contamos con información
exhaustiva y detallada para comprender los cambios en el flujo del
hielo en la Antártida y su efecto al aumentar el nivel del mar en todo
el mundo”.
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