09 de noviembre de 2012: La NASA encontró una cura para una fobia común: el temor a formular preguntas "estúpidas".
No es un comprimido. No se necesita tratamiento. La cura es un ave de goma.
Así es. Alumnos e incluso maestros pueden llegar a quedarse mudos
cuando se encuentran cara a cara con un astronauta o con un astrofísico.
Esto interfiere con la misión de difusión, inspiración y educación de
la NASA. "Pero nadie tiene miedo de hablarle a un ave de goma", dice
Romeo Durscher, de la Universidad Stanford. Durscher es el secretario
ejecutivo de un proyecto de la NASA que tiene como protagonista a un ave
de nombre "Camilla" (Camila, en idioma español), que está teniendo un
gran éxito en las aulas.
Vestida con su personal traje espacial, Camilla viaja por todas
partes con el fin de reunirse con niños en las escuelas, en los centros
de ciencia e incluso en las convenciones sobre ciencia ficción. Ayuda a
romper el hielo cuando los astronautas y otras personas importantes del
ámbito de la ciencia se reúnen con el público.
"¡Camilla es el portavoz avícola perfecto de la NASA!", señala el
astronauta Clayton Anderson. "Yo soy uno de sus más grandes admiradores.
Siempre es un gran éxito con los niños; hace que la ciencia, la
ingeniería, la tecnología y la matemática parezcan atractivas, y no
intimidatorias, para los jóvenes de todas las edades".
Camilla está dispuesta a viajar prácticamente a cualquier lado con el fin de hacer ciencia.
A principios de este año,
Camilla voló hacía el límite del espacio
para investigar una tormenta de radiación solar. Un grupo de
estudiantes de una escuela secundaria de Bishop, California, colocaron
sensores de radiación en Camilla y la enviaron hacia el interior de la
tormenta colgando de la carga útil de un globo de helio. Ella voló tan
alto (37.800 metros ó 124.000 pies en un vuelo) que el cielo diurno se
tornó negro como el espacio. Luego, Camilla regresó a la Tierra en
paracaídas, donde los niños continúan estudiando los datos que ella
reunió.
"Nos divertimos mucho trabajando con Camilla en este experimento",
dice Rachel Molina, una estudiante del último año de la Escuela
Secundaria Bishop Union y miembro del equipo de lanzamiento. "Ella es un
ave genial". Una de las misiones principales de Camilla es inspirar a
las niñas para que ingresen en el ámbito de la ciencia; y parece que
está teniendo éxito. Molina planea especializarse en física cuando vaya a
la universidad el próximo año. "¿Tendría que pedir a Camilla una carta
de recomendación?", se pregunta.
Más de 20.000 personas siguen a Camilla en Facebook, en Twitter y
en Google+, donde cada una de las aventuras es una oportunidad para
brindar educación relacionada con la ciencia.
"Durante una visita al Centro Espacial Johnson (Johnson Space
Center, en idioma inglés), Clayton Anderson le mostró el sanitario
espacial con el cual entrenan", recuerda Durscher. "Camilla insistió en
probarlo y terminó absorbida por la cavidad (y trabada en el sanitario).
Por suerte, pudimos liberarla. Y usamos el incidente para enseñar cómo
funcionan los sanitarios en el espacio". El 14 de noviembre de 2012,
Camilla estará en Australia con el propósito de observar un eclipse
total del Sol. Al final de la totalidad, va a correr el "Maratón del
Eclipse Solar", una carrera de aproximadamente 42 kilómetros (26,2
millas) que comienza cuando el primer rayo de luz solar se posa sobre el
borde de la Luna que se retira. Hasta donde sabemos, esta es la primera
vez que un ave de goma corre esa carrera. El presupuesto para el viaje
de Camilla es muy reducido, de modo que es necesario adoptar ciertas
medidas por razones de economía. Por ejemplo, en los vuelos en avión,
Camilla viaja en el compartimento ubicado arriba de la cabeza del
pasajero. "Le pido que se quede quieta", dice Durscher, "pero siempre
suelta un desafortunado chillido. Yo simplemente me siento allí y finjo
que no escucho nada". Por último, a Durscher le gustaría que Camilla se
una a la tripulación de la Estación Espacial Internacional
(International Space Station, en idioma inglés). En particular, él está
buscando una cucheta en la Expedición Soyuz 40/41. Si lo logra, las
charlas de los astronautas desde órbita con los estudiantes de las
escuelas y con los periodistas podrían no volver a ser las mismas.
Con un ave que luce un traje espacial y que flota en el fondo,
"nadie jamás volverá a tener miedo de hacer una pregunta 'estúpida'".
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