domingo, 29 de junio de 2008

La NASA planea visitar el Sol


Con un diseño mejorado, la nave Solar Probe Plus viajará hasta la corona del Sol para resolver dos grandes misterios.

Junio 10, 2008: Durante más de 400 años, los astrónomos han estudiado el Sol desde lejos. Pero ahora la NASA ha decidido viajar hasta allí.

"Visitaremos una estrella viva, que respira, por primera vez en la historia", dice la científica Lika Guhathakurta, de las oficinas centrales de la NASA. "Esta es una región inexplorada del sistema solar y hay muchas posibilidades de hacer grandes descubrimientos allí".

Derecha: Concepto artístico de la nave Solar Probe Plus. [Más información]

El nombre de la misión es Solar Probe+ (que se pronuncia "Solar Probe Plus" o Sonda Solar Plus, en idioma español). Es una nave espacial resistente al calor, que está diseñada para sumergirse a gran profundidad en la atmósfera del Sol, donde puede tomar muestras del viento solar y del magnetismo de manera directa. El lanzamiento de dicha nave podría producirse en el año 2015. Para cuando concluya la misión, 7 años después, quienes ahora la planean creen que Solar Probe+ habrá resuelto dos grandes misterios de la astrofísica y que realizará muchos descubrimientos más durante su viaje.

La sonda se encuentra aún en una etapa temprana de diseño, llamada "pre-fase A", en las oficinas centrales de la NASA, dice Guhathakurta. "Tenemos mucho trabajo que hacer, pero es muy emocionante".
El Laboratorio Johns Hopkins de Física Aplicada (Johns Hopkins' Applied Physics Lab o APL en idioma inglés) estará a cargo del diseño y de la construcción de la nave para la NASA. El APL ya tiene experiencia en enviar sondas hacia el Sol. La nave MESSENGER del APL completó su primer sobrevuelo del planeta Mercurio, en enero de 2008, y muchas de las tecnologías de resistencia al calor usadas para tal proyecto fortificarán a la nave Solar Probe+. (Nota: la misión se llama "Solar Probe (Sonda Solar) plus" porque se basa en un diseño previo del APL, hecho en el año 2005, llamado Solar Probe).
En su máximo acercamiento, la nave Solar Probe+ estará a 7 millones de kilómetros o 9 radios solares de distancia del Sol. Allí, el escudo de protección contra el calor hecho de un compuesto de carbono deberá soportar temperaturas superiores a los 1.400o C y deberá sobrevivir a estallidos de radiación jamás experimentados por ninguna otra sonda espacial. Naturalmente, la sonda funciona con la energía del Sol y obtendrá electricidad de paneles solares fríos que se pueden retraer y ubicar detrás del escudo de protección contra el calor cuando la luz del Sol se torna demasiado intensa. A una distancia tan cercana, el Sol se verá 23 veces más ancho de lo que se ve en el cielo desde la Tierra.



Arriba: Una vista simulada del Sol, que ilustra la trayectoria de la nave Solar Probe+ durante sus múltiples sobrevuelos a corta distancia del Sol. [Imagen ampliada]


Los dos misterios que justifican esta misión son la alta temperatura de la corona solar y la desconcertante aceleración del viento solar:


Misterio #1 —La corona: si pudiésemos colocar un termómetro en la superficie del Sol, éste marcaría aproximadamente 6.000o C. La intuición dice que la temperatura debería bajar conforme nos alejamos; en cambio, la temperatura se eleva. La atmósfera externa del Sol, la corona, registra temperaturas de más de un millón de grados centígrados, cientos de veces más caliente que la estrella, que está abajo. Esta elevada temperatura continúa siendo un misterio 60 años después de que se la midió por primera vez.


Misterio #2 —El viento solar: el Sol expele un viento caliente de partículas cargadas, que viaja a millones de kilómetros por hora a través del sistema solar. Los planetas, los cometas, los asteroides... todos lo sienten. Curiosamente, no hay viento solar propiamente organizado cerca de la superficie del Sol, aunque entre planetas exista un auténtico vendaval. En algún punto intermedio, algún agente desconocido imprime una gran velocidad al viento solar. La pregunta es ¿de qué se trata?.
"Para resolver estos misterios, la nave Solar Probe+ entrará a la corona solar", dice Guhathakurta. "Ahí es donde está la acción".

La carga útil de la sonda está compuesta principalmente por instrumentos diseñados para analizar el ambiente alrededor de la nave (por ejemplo, un magnetómetro, un sensor de ondas de plasma, un detector de polvo, analizadores de electrones e iones, etc.). "Las mediciones in situ nos dirán lo que necesitamos saber para revelar los misterios de la física del calentamiento de la corona y de la aceleración del viento solar", afirma Guhathakurta.


Derecha: La rediseñada nave Solar Probe+. [Más información]


El único instrumento de detección remota de la nave Solar Probe+ es el Hemispheric Imager (cámara de imagen hemisférica, en idioma español). Abreviado como "HI", este aparato es un telescopio que realizará imágenes tridimensionales de la corona solar, similares a las tomografías computarizadas (CAT, en idioma inglés). La técnica, llamada de hecho tomografía coronal, constituye un enfoque fundamentalmente nuevo respecto de la obtención de imágenes solares y esto solamente es posible porque la fotografía se realiza desde una plataforma móvil cercana al Sol, que viaja a través de nubes y corrientes coronales tomando imágenes de éstas mientras pasa cerca de ellas o las atraviesa.
Con un probable lanzamiento en el año 2015, Solar Probe+ comenzará su misión principal cerca del final del ciclo solar 24 y la terminará cerca del máximo del ciclo solar 25, predicho para 2022. Esto permitiría a la nave llevar a cabo un muestreo de la corona y del viento solar en muchas fases distintas del ciclo solar. También garantiza que Solar Probe+ soportará una buena cantidad de tormentas solares cerca del final de su misión. Aunque es peligroso, se llevará a cabo siguiendo un plan: los investigadores sospechan que muchas de las partículas más peligrosas producidas por las tormentas solares se energizan en la corona —justo donde la nave Solar Probe+ estará ubicada. La sonda podrá observar el proceso en acción y mostrar a los investigadores cómo realizar predicciones de eventos de Partículas Energéticas Solares (Solar Energetic Particles o SEP, en idioma inglés) que puedan amenazar la salud y la seguridad de los astronautas.
Las reiteradas zambullidas en la corona que realizará la nave Solar Probe+ se lograrán mediante sobrevuelos del planeta Venus. La nave se acercará a Venus siete veces en seis años para torcer su trayectoria y así sumergirse cada vez más profundamente en la atmósfera solar. Adicionalmente, aunque Venus no es el blanco principal de la misión, es probable que los astrónomos aprendan nuevas cosas sobre ese planeta cuando la sonda, repleta de instrumentos, realice su acercamiento.

domingo, 22 de junio de 2008

Se halló un extraño anillo que gira en torno a una estrella muerta

A pesar de que los anillos y las esferas de material son comunes en el universo, el extraño anillo que descubrió el Telescopio Espacial Spitzer no se parece a ninguno de ellos.

Mayo 29, 2008: El telescopio espacial Spitzer, de la NASA, halló un extraño anillo de material que gira en torno a los restos magnetizados de una estrella que explotó en pedazos.
El "cadáver" estelar, llamado SGR 1900+14, pertenece a una clase de objetos conocidos como magnetares o magnetoestrellas. Estos objetos son los núcleos de estrellas masivas que explotaron en forma de supernova pero, a diferencia de la mayoría de otras estrellas muertas, éstas poseen un campo magnético extremadamente fuerte.
El anillo fue encontrado por casualidad. "Estaba revisando datos de archivo de Spitzer y así me di cuenta de que SGR 1900+14 estaba rodeada por un anillo que no habíamos visto antes", dice Stefanie Wachter, del Centro de Ciencia del Telescopio Spitzer, de la NASA, en el Instituto Tecnológico de California. "¡El universo es un lugar muy grande y cosas raras pueden suceder!"


Arriba: Un anillo alrededor de SGR 1900+14 observado con el Telescopio Infrarrojo Espacial Spitzer.[Más información]

Wachter y sus colegas piensan que el anillo, el cual no se parece a nada que se haya visto antes, se formó en 1998 cuando la crujiente superficie de hierro de la magnetoestrella se rompió y provocó una enorme erupción. La explosión fue tan poderosa que incluso ionizó las capas superiores de la atmósfera de la Tierra y sobrecargó los intrumentos de varias naves de la NASA. (Para obtener más información sobre este evento, consulte la historia de Science@NASA del año 1998: Una crujiente y joven estrella hace sentir su presencia.)
Los investigadores creen que la magnetoestrella estaba rodeada de una nube de polvo y la explosión excavó en ella dejando un anillo de polvo en las partes exteriores. El anillo tiene forma ovalada, con dimensiones de aproximadamente siete por tres años luz. Aparenta ser plano, o bidimensional, pero los datos no descartan la posibilidad de la presencia de un cascarón tridimensional más complejo.

Es como si la magnetoestrella se hubiera convertido en una enorme antorcha ardiente que destruyó el polvo a su alrededor, creando de ese modo una gran cavidad", dice la co-investigadora del proyecto, Chryssa Kouveliotou, del Centro Marshall para Vuelos Espaciales, de la NASA. Las estrellas cercanas iluminan el anillo de tal forma que Spitzer lo puede ver; "un anillo de fuego que marcará a la magnetoestrella para toda la eternidad".
Los anillos y las esferas son comunes en el universo. Por ejemplo, las estrellas masivas jóvenes usan su viento estelar para crear burbujas en el espacio, moldeando a las nubes de polvo hasta convertirlas en figuras esféricas. Después, cuando esas estrellas mueren, en forma de explosión de supernova, sus restos son expulsados y forman bellas estructuras esféricas, llamadas remanentes de supernova. Los anillos también se pueden formar alrededor de estrellas que han explotado y cuyas capas de material en expansión chocan contra nubes de polvo preexistentes, provocando que el polvo brille, como en el caso de la remanente de la supernova 1987A.
Pero el anillo alrededor de la magnetoestrella SGR 1900+14 no encaja en ninguna de estas categorías. En primer lugar, los remanentes de supernova y el anillo alrededor de 1987A emiten rayos X y ondas de radio. El anillo alrededor de SGR 1900+14 no lo hace; solamente brilla a ciertas longitudes de onda en el infrarrojo que el Spitzer puede ver.


Abajo: Una selección de anillos y esferas en la Vía Láctea. De izquierda a derecha, (1) ecos de luz del viejo remanente de la supernova Casiopea A, (2) una onda explosiva que emerge de la reciente supernova 1987A y (3) una nebulosa planetaria llamada la Hélice. El anillo que se observa alrededor de SGR 1900+14 no se parece a ninguno de estos objetos.


Al principio, los astrónomos pensaron que el anillo alrededor de SGR 1900+14 se trataba de un eco infrarrojo. Esto ocurre cuando un objeto lanza una onda explosiva, la cual calienta el polvo y lo hace brillar con luz infrarroja. Pero cuando volvieron a observar a SGR 1900+14 posteriormente, el anillo no se había movido hacia afuera, como lo hubiera hecho un eco infrarrojo.
Un análisis más profundo reveló que el anillo es muy probablemente una cavidad esculpida en una nube de polvo (un fenómeno que debe de ser bastante raro en el universo ya que no se lo había observado con anterioridad).
Este descubrimiento podría ayudar a los científicos a entender si la masa de las estrellas influye sobre el hecho de que se conviertan en magnetoestrellas al morir. Aunque los científicos saben que por encima de un cierto valor de la masa de una estrella ésta "explotará como supernova", ellos desconocen si la masa desempeña un papel crucial en la determinación de si un cuerpo estelar se convertirá en magnetar (magnetoestrella) o en una estrella muerta común y corriente. De acuerdo con la opinión del equipo científico, el brillante anillo de polvo que Spitzer observó vincula a SGR 1900+14 con un grupo de estrellas cercanas y jóvenes. Estudiando las masas de esas estrellas, los científicos podrían estimar la masa original de SGR 1900+14.
"SGR 1900+14 está interactuando con su entorno, causando un gran impacto sobre la región que la vio nacer", concluye el astrónomo y colaborador del proyecto Enrico Ramirez-Ruiz, de la Universidad de California, en Santa Cruz. "Esta 'estrella muerta' sigue viva en muchos sentidos".







miércoles, 18 de junio de 2008

Ilusión lunar en el solsticio

Algunas veces, no podemos creer lo que vemos. Esta semana será una de esas ocasiones. Prepárese para ver la Luna y... ser engañado.
Junio 16, 2008: Algunas veces, no podemos creer lo que vemos. Esta semana será una de esas ocasiones.
En la noche del miércoles 18 de junio, salga a la hora de la puesta del Sol y mire a su alrededor. Verá una figura gigante que sale por el Este. A primera vista, se parece a la luna llena de la Tierra. Tiene cráteres y mares y la cara de un hombre, pero esta "luna" está extrañamente inflada. ¡Es enorme!
Usted acaba de experimentar la "ilusión lunar".


Arriba: La luna llena saliendo sobre Manchester, Maryland. Crédito de la imagen: Edmund E. Kasaitis.

No hay mejor momento para verla. La luna llena del 18 de junio es una "luna de solsticio", que llega sólo dos días antes del inicio del verano en el hemisferio norte. Esto es significativo porque el Sol y la luna llena son como niños en un "sube y baja"; cuando uno está arriba, el otro está abajo. Esta semana, el Sol alto del solsticio nos da una Luna baja, que abraza el horizonte y, por lo tanto, una gran ilusión lunar.
Durante miles de años, los observadores del cielo han sabido que la Luna, ubicada a baja altura en el cielo, se ve grande (lo cual no es normal). Al principio, los astrónomos pensaron que la atmósfera debía de estar agrandando la Luna cerca del horizonte, pero las cámaras mostraron que no es así. Las imágenes que se observan en las filmaciones de la Luna son del mismo tamaño, independientemente de la elevación: ejemplo. Aparentemente, sólo los seres humanos ven las lunas gigantes.
¿Estamos locos?
Después de todos estos años, los científicos aún no están seguros. Cuando miramos la Luna, los rayos de luz lunar convergen y forman una imagen de aproximadamente 0,15 mm de ancho en la retina (parte posterior del ojo). La imagen que forman las lunas altas y bajas tiene el mismo tamaño; sin embargo, el cerebro insiste en que una es más grande que la otra. ¡Vaya usted a saber!
Una ilusión similar descubrió, en 1913, Mario Ponzo, quien dibujó dos barras idénticas sobre un par de líneas convergentes, como los rieles de tren que se observan a la derecha. La barra amarilla superior se ve más ancha porque abarca una distancia aparentemente más grande entre los rieles. Esta es la "ilusión de Ponzo".


Derecha: La ilusión de Ponzo. Crédito de la imagen: Dr. Tony Phillips. [Más información]


Algunos investigadores creen que la ilusión lunar es la ilusión de Ponzo, en donde árboles y casas desempeñan el papel de las líneas convergentes de Ponzo. Los objetos en primer plano engañan al cerebro para que piense que la Luna es más grande de lo que realmente es.
Pero hay un problema: los pilotos de líneas aéreas que vuelan a grandes alturas algunas veces experimentan la ilusión lunar sin ningún objeto en primer plano. ¿Qué es lo que engaña a sus ojos?
Quizá sea la forma del cielo. Los seres humanos perciben el cielo como un domo aplanado, con el cenit cerca y el horizonte lejos. Eso tiene sentido; los pájaros que vuelan por encima de la cabeza están más cerca que los pájaros que vuelan en el horizonte. Cuando la Luna está cerca del horizonte, el cerebro de los seres humanos, entrenado gracias a la acción de mirar aves (y nubes y aviones), no calcula bien la distancia real a la Luna, ni su tamaño.
Abajo: El modelo de "cielo aplanado" de la ilusión lunar. Fuente:Explicando la ilusión lunar, por Lloyd Kaufman y James H. Kaufman.

También hay otras explicaciones. No importa cuál es la correcta, sin embargo, si todo lo que usted quiere hacer es ver una Luna grande y hermosa. El mejor momento para observar es cerca del horario de la salida de la Luna, cuando ésta apenas puede verse a través de árboles y casas o sobre las cadenas montañosas. El cuadro que figura más abajo (descienda en esta pantalla) exhibe una lista de los horarios de la salida de la Luna para ciudades selectas de Estados Unidos.
Actividad divertida: mire la Luna directamente y luego a través de alguna abertura angosta. Por ejemplo, 'pellizque' la Luna entre sus dedos pulgar e índice, u obsérvela a través de un tubo de cartón, que oculte el terreno en primer plano. ¿Puede lograr que la ilusión óptica desaparezca?


¡Deténgase! No querrá perderse la ilusión lunar.

domingo, 15 de junio de 2008

Cien explosiones en la Luna

Prestando atención, en cualquier momento de esta noche (y de cualquier otra) se podrán observar los impactos de meteoroides sobre la Luna.

Mayo 21, 2008: Hasta no hace mucho tiempo, los astrónomos habrían mirado con desconfianza a cualquiera que jurara haber visto destellos de luz en la Luna. A este tipo de relato se lo hubiera clasificado bajo la letra "L" de "lunático".
Pero ya no. Durante los últimos dos años y medio, astrónomos de la NASA han observado que la Luna emite destellos de luz, no en una sola ocasión, sino en cien ocasiones.
"Son explosiones causadas por meteoroides que golpean contra la Luna", explica Bill Cooke, director de la Oficina de Medio Ambiente de Meteoroides (MEO, por su sigla en idioma inglés), de la NASA, en el Centro Marshall para Vuelos Espaciales (MSFC, por su sigla en idioma inglés). "Una explosión típica es tan poderosa como algunos cientos de libras de TNT y se la puede fotografiar muy fácilmente utilizando un telescopio casero".
Como ejemplo, Cooke ofrece este vídeo de un impacto que se produjo cerca del cráter Gauss, el 4 de enero de 2008:


Arriba: Un impacto sobre la superficie de la Luna, el 4 de enero de 2008. Este impacto ocupa la posición número 86 en la lista de los 100 impactos registrados por el equipo de la MEO, desde que comenzó su estudio, en el año 2005. Vídeos más grandes: 0.8 MB gif, 5.9 MB avi.

Lo que produjo el impacto fue un pequeño fragmento del desaparecido cometa 2003 EH1. Todos los años, a comienzos del mes de enero, el sistema Tierra-Luna pasa a través de una estela de polvo de ese cometa ocasionando así la conocida lluvia de meteoros Cuadrántida. Aquí en la Tierra, las Cuadrántidas se desintegran como destellos de luz en la atmósfera; pero sobre la superficie sin aire de la Luna, las Cuadrántidas impactan contra el terreno y explotan.
"Nosotros iniciamos el programa de monitoreo a fines del año 2005 a partir del anuncio que hiciera la NASA sobre sus planes de enviar astronautas a la Luna", dice Rob Suggs, líder del equipo del MSFC. Si va a haber personas caminando sobre la superficie lunar, "entonces es una buena idea monitorear la frecuencia de los impactos".
"Casi inmediatemente después, detectamos un destello de luz".

Esa primera detección ("nunca la voy a olvidar", dice Suggs) llegó el 7 de noviembre de 2005 cuando un pedazo del Cometa Encke, aproximadamente del tamaño de una pelota de béisbol, impactó contra el Mar de la Lluvia (Mare Imbrium). La explosión produjo un destello de magnitud 7, demasiado tenue como para poder apreciarlo a simple vista, pero blanco fácil para el telescopio de 25 centímetros (10 pulgadas) del equipo.
Una pregunta muy común es, dice Cooke, "cómo es que puede haber explosiones en la Luna. Allí no hay oxígeno".
Pero estas explosiones no necesitan oxígeno o combustión. Los meteoroides golpean la superficie lunar con una enorme energía cinética, desplazándose a una velocidad igual o mayor que 48.300 kilómetros por hora (30.000 mph). "A esa velocidad, hasta una piedrita puede impactar contra la superficie creando un cráter de varios metros de ancho. El impacto calienta tanto las rocas y el terreno de la superficie lunar que estos adquieren un brillo similar al de la lava de un volcán; de allí el destello que se observa".
Durante las lluvias de meteoros como las Cuadrántidas o las Perseidas, cuando la Luna pasa a través de densas corrientes de polvo de cometas, la tasa de destellos lunares puede llegar a ser tan alta que podría ser posible observar un impacto por hora. La cantidad de impactos se reduce cuando la Luna emerge de esas corrientes de polvo; sin embargo, curiosamente, la tasa de impactos nunca llega a cero.
"Incluso cuando no se producen lluvias de meteoros, vemos destellos", dice Cooke.



Arriba: Un mapa que representa las 100 explosiones que se han observado desde fines de 2005. Aquí se puede hallar una lista completa que incluye coordenadas lunares.

Estos impactos, que no se producen cuando hay lluvias, surgen de un enorme enjambre de basura espacial natural que se encuentra desparramada en el interior del sistema solar. Pedazos de polvo de cometas perdidos y trozos de viejos asteroides salpican la Luna en pequeñas, pero en última instancia significativas, cantidades. La Tierra también recibe impactos, razón por la cual, en cualquier momento, mientras se contempla el cielo de la noche, se puede alcanzar a ver varios meteoros por hora que se deslizan en lo alto (no se necesita que se produzca una lluvia de meteoros para poder verlos). En el transcurso de un año, estos azarosos o "esporádicos" impactos sobrepasan, en una proporción de aproximadamente 2:1, la cantidad de impactos que se producen como resultado de una muy organizada lluvia de meteoros.
"Ese es un hallazgo muy importante ", dice Suggs. "Significa que no existe momento en el año en el cual la Luna esté libre de impactos".
Afortunadamente, dice Cooke, para los astronautas representan muy poco peligro. "La probabilidad de un impacto directo es insignificante. No obstante, si comenzamos a construir estaciones lunares de gran superficie, tendremos que tener en cuenta estas estadísticas y también tendremos que considerar las probabilidades de que una de estas estructuras reciba un impacto".
Los impactos secundarios constituyen la mayor preocupación. Cuando los meteoroides golpean la Luna, los escombros salen disparados en todas las direcciones. Un solo meteoroide produce un ramillete de miles de partículas "secundarias" que viajan a una velocidad similar a la de una bala. Esto podría representar un problema porque, aun cuando la probabilidad de un impacto directo es escasa, la probabilidad de un impacto secundario puede ser significativamente mayor. "Las partículas secundarias, más pequeñas que un milímetro, podrían perforar un traje espacial", destaca Cooke.

Derecha: Un meteoroide simulado explota tras su impacto en el Campo de Tiro para la Pistola Vertical del Centro de Investigaciones Ames, de la NASA. Esta es una fotografía verdadera que muestra el ramillete de partículas secundarias: más información

Hasta ahora, nadie conoce el alcance de estas partículas secudarias. Para poder comprender mejor el problema, Cooke, Suggs y sus colegas disparan meteoroides artificales contra polvo lunar simulado y miden el ramillete de partículas. Este trabajo se lleva a cabo en el Campo de Tiro para la Pistola Vertical del Centro de Investigaciones Ames, de la NASA, en Mountain View, CA: historia completa.
Mientras tanto, en el observatorio, el equipo de investigadores ha reemplazado su telescopio de 25 centímetros (10 pulgadas) por un par de telescopios, uno de 36 centímetros (14 pulgadas) y otro de 51 centímetros (20 pulgadas), localizados en el Centro Marshall para Vuelos Espaciales, en Alabama. También este equipo ha establecido una nueva estación de observación en Georgia con un telescopio de 36 centímetros (14 pulgadas). La multiplicidad de telescopios permite el control doble (y triple) de los destellos que son demasiado tenues y posibilita, a su vez, mejorar el respaldo estadístico del estudio.
"La Luna todavía está emitiendo destellos", dice Suggs. De hecho, mientras se escribía esta historia, se detectaron tres impactos más.








domingo, 8 de junio de 2008

Cazadores galácticos capturan una supernova perdida

Combinando las capacidades de dos observatorios, un grupo de astrónomos ha encontrado, al fin, una supernova reciente, de entre las varias que debieron de haber tenido lugar en los últimos 330 años.

Prefacio del editor: Durante mucho tiempo, los astrónomos creyeron que las explosiones de supernovas suceden dos o tres veces por siglo en la Vía Láctea. Llegaron a esa conclusión observando otras galaxias similares a la nuestra y contando las estrellas a medida que explotaban. Pero esto dio lugar a un misterio: la última vez que alguien vio la explosión de una supernova en nuestra galaxia fue en el año 1680, hace casi 330 años. Entonces, ¿dónde están las supernovas perdidas de la Vía Láctea?

Finalmente, una de ellas ha sido encontrada. Usando el Observatorio de Rayos X Chandra (que es un telescopio de rayos X en el espacio), de la NASA, y el radiotelescopio de Muy Largo Alcance (VLA, en idioma inglés), del NRAO (National Radio Astronomy Observatory, en idioma inglés - Observatorio Nacional de Radioastronomía, en idioma español), ubicado en Nuevo México, un grupo de astrónomos localizó los restos de una supernova reciente, escondida en un denso campo de gas y polvo cerca del centro de nuestra galaxia. Lea la historia de hoy para aprender cómo una "cacería galáctica" que ha durado décadas finalmente logró capturar a su presa.


Mayo 14, 2008: Se ha descubierto la supernova más reciente en nuestra galaxia rastreando la rápida expansión de sus restos. Este resultado, obtenido por medio del Telescopio de Rayos X Chandra, de la NASA, y del radiotelescopio de Muy Largo Alcance, del Observatorio Nacional de Radioastronomía, ayudará a mejorar nuestro entendimiento sobre cuán a menudo se producen las explosiones de supernovas en nuestra galaxia, la Vía Láctea.
La explosión ocurrió hace alrededor de 140 años, lo que la convierte en la supernova más reciente de la Vía Láctea, medida de acuerdo con el calendario de la Tierra. Previamente, la última supernova conocida en nuestra galaxia ocurrió alrededor del año 1680; este cálculo se basa en la expansión de su remanente, Casiopea A.


Arriba: El joven remanente de supernova G1.9+0.3 se halla escondido en los campos de polvo del centro galáctico. [Más información]

Los astrónomos identifican los restos de esta joven supernova como "G1.9+0.3". Los números indican las coordenadas de la nube de desechos galácticos en expansión de la supernova, que se localiza a una gran profundidad en el corazón de la Vía Láctea. La explosión en sí misma no fue observada porque ocurrió en un denso campo de gas y polvo. Esto disminuyó la percepción del objeto en un factor de un billón en las longitudes de onda de la luz visible, en comparación con una supernova sin oscurecimiento. Sin embargo, el remanente del objeto se puede observar con telescopios de rayos X y con radiotelescopios.
"Podemos ver algunas explosiones de supernova con telescopios ópticos a medio universo de distancia pero, cuando se encuentran en esta oscuridad, escapan a nuestra vista aun en nuestro patio trasero", dice Stephen Reynolds, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en Raleigh, quien dirigió el estudio llevado a cabo con el telescopio Chandra. "Afortunadamente, la nube de gas en expansión que se produjo luego de la explosión brilla intensamente en longitudes de onda de radio y también en rayos X durante miles de años. Los radiotelescopios y los telescopios de rayos X pueden ver a través de toda esa oscuridad y nos muestran lo que nos hemos perdido".

Los astrónomos observan supernovas regularmente en otras galaxias como la nuestra. Tomando como base tales observaciones, los investigadores calculan que alrededor de tres supernovas explotan en nuestra galaxia cada 100 años.
"Si esta tasa de supernovas es correcta, debería de haber remanentes de aproximadamente 10 explosiones de supernovas que son más jóvenes que Casiopea A", dice David Green, de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, quien dirigió la campaña de observación con el radiotelescopio de Muy Largo Alcance. "Es fantástico haber podido encontrar finalmente una de ellas".
La búsqueda de este objeto comenzó en 1985, cuando un grupo de astrónomos dirigidos por Green utilizó el radiotelescopio de Muy Largo Alcance para identificar el remanente de una explosión de supernova cerca del centro de nuestra galaxia. Tomando como base su tamaño relativamente pequeño, se pensó que el remanente era el resultado de una explosión de supernova ocurrida entre 400 y 1000 años atrás.
Veintidós años después, las observaciones hechas con el telescopio Chandra revelaron que los restos de la supernova se expandieron de un modo sorprendente desde 1985 (aproximadamente un 16 por ciento). Esto indica que el remanente de supernova es mucho más joven de lo que se pensó con anterioridad.

Derecha: Imágenes de la cáscara en expansión de la supernova obtenidas con el telescopio Chandra, en 2007. El círculo central traza el tamaño aproximado de la cáscara, en 1985. [Más información]

La corta edad del evento fue confirmada hace algunas semanas cuando el radiotelescopio de Muy Largo Alcance fue nuevamente utilizado para hacer mediciones. Al comparar los datos, se pudo confirmar que la edad del remanente es de alrededor de 140 años —posiblemente menos si se ha ido desacelerando— lo cual lo convierte en la explosión de supernova más joven de la que se tenga registro en la Vía Láctea.
Además de tener el récord de la supernova más joven, el objeto es de considerable interés por otras razones. La alta velocidad de expansión del remanente y las energías extremas de las partículas que se han generado no tienen precedente y deberían estimular programas de estudio más exhaustivos de este objeto con el telescopio Chandra y con el radiotelescopio de Muy Largo Alcance.
"Ningún otro objeto en nuestra galaxia posee estas propiedades", dice Reynolds. "Este hallazgo es extremadamente importante para aprender más acerca de cómo explotan algunas estrellas y qué sucede después de la explosión".

Los resultados de las investigaciones se publicarán muy pronto en la revista The Astrophysical Journal Letters.