Cada año, a mediados de diciembre, el cielo se llena de destellos de luz que emanan de la constelación de Géminis. Las Gemínidas son rápidas, brillosas y confiables. Nunca dejan de aparecer y muchos observadores las cuentan y las consideran los meteoros más atractivos del año.
¿Pero de dónde vienen? Ese es el enigma.
Bueno… hasta ahora.
“Un cometa rocoso”, dice Jewitt. Un cometa rocoso es, esencialmente, un asteroide que se acerca mucho al Sol; se acerca tanto que el calor solar quema los residuos polvorosos que cubren su superficie rocosa. Esto podría formar una especie de cola de grava.
De hecho, en posteriores observaciones llevadas a cabo por la sonda STEREO, desde 2009 y en 2012, Jewitt junto con los colegas Jing Li, de la UCLA, y Jessica Agarwal, del Instituto Max Planck, detectaron una pequeña cola que sobresalía por detrás de la “roca”.
“La cola brinda evidencia irrefutable de que Faetón eyecta polvo”, dice Jewitt.
El equipo de trabajo de Jewitt cree que el polvo es eyectado por la fractura térmica de la corteza del asteroide. Un proceso relacionado, que recibe el nombre de “fractura por desecación” (como cuando el lodo se agrieta en el lecho de un lago seco), también puede desempeñar un importante papel.
El hecho de ver que 3200 Faetón produce una cola, aunque sea pequeña, da confianza a los investigadores de que Faetón es en verdad el origen de las Gemínidas; pero todavía queda un misterio por resolver: ¿Cómo puede una protuberancia tan pequeña y gorda producir una lluvia de meteoros tan impresionante?
Mediante la suma de toda la luz que vio la sonda STEREO en la cola de Faetón, Jewitt y sus colegas estiman que posee una masa combinada de alrededor de 30.000 kilogramos. Uno podría pensar que eso significa un montón de meteoroides pero, de hecho, se trata de un orden de magnitud demasiado pequeño como para sostener la masiva corriente de escombros de las Gemínidas.
Quizás Faetón experimentó un “gran evento” en el pasado reciente. “La analogía en la que pienso es un leño en una fogata”, dice Jewitt. “El leño se quema, produce unas pocas brasas pero, en ciertas ocasiones, despedirá una lluvia de chispas”.
La monitorización continua por parte de las sondas STEREO, de la NASA, algún día podría captar al cometa rocoso despidiendo una lluvia de polvo y escombros, lo que resolvería el misterio de una vez por todas.
Hasta entonces, este es un enigma para deleitarse bajo las estrellas. La lluvia de meteoros de las Gemínidas de este año tendrá su punto máximo las noches del 13 al 14 de diciembre, con docenas de “meteoros del cometa rocoso” por hora. Abríguese, si vive en el hemisferio norte, y disfrute del espectáculo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario