26.10.16.-
Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto brillantes nubes
de gas alrededor de cuásares distantes. Esta es la primera vez que todos
los cuásares de un sondeo han mostrado estos halos, cuyas firmas
inconfundible fueron recogidas por el instrumento MUSE, instalado en el
Very Large Telescope de ESO. Las propiedades de los halos de este
sorprendente hallazgo están también en notable desacuerdo con las
teorías actualmente aceptadas de la formación de la galaxia en el
universo temprano.
Una colaboración internacional de
astrónomos, liderada por un grupo del ETH (Swiss Federal Institute of
Technology, Instituto Federal Suizo de Tecnología) en Zúrich (Suiza), ha
utilizado las capacidades únicas del instrumento MUSE, instalado en el
telescopio VLT (Very Large Telescope), en el Observatorio Paranal de
ESO, para estudiar el gas que se encuentra alrededor de distantes
galaxias activas, menos de 2.000 millones de años después del Big Bang.
Estas galaxias activas, llamadas cuásares, contienen agujeros negros
supermasivos en sus centros, los cuales consumen estrellas, gas y otros
materiales a una velocidad extremadamente alta. Esto, a su vez, provoca
que el centro de la galaxia emita enormes cantidades de radiación,
haciendo de los cuásares los objetos más luminosos y activos del
universo.
Se estudiaron 19 cuásares, seleccionados
entre los más brillantes que son observables con MUSE. Estudios
anteriores demostraron que alrededor del 10% de todos los cuásares
estudiados estaban rodeados por halos compuestos de un gas conocido como
medio intergaláctico (WHIM por sus siglas en inglés, Warm–Hot
Intergalactic Medium). Estos halos se extienden hasta 300.000 años luz
de distancia de los centros de los cuásares. Este nuevo estudio, sin
embargo, ha desvelado una sorpresa al haber detectado grandes halos
alrededor de los 19 cuásares observados — muchos más que los dos halos
que, por estadística, se esperaban observar. El equipo sospecha que esto
se debe al enorme aumento en la capacidad de observación de MUSE con
respecto a instrumentos similares anteriores, pero será necesario llevar
a cabo más observaciones para determinar si éste es el caso.
" Todavía es demasiado pronto para decir
si esto se debe a nuestra nueva técnica de observación o si los
cuásares de nuestra muestra son algo peculiares. Así que todavía hay
mucho que aprender; estamos iniciando una nueva era de descubrimientos",
afirm al aautora Elena Borisova, de ETH Zúrich.
El objetivo original del estudio era
analizar los componentes gaseosos del universo a las escalas más
grandes, una estructura denominada a veces como red cósmica, en la que
los cuásares forman brillantes nodos. Normalmente, los componentes
gaseosos de esta red son muy difíciles de detectar, por lo que los halos
luminosos de gas que rodean a los cuásares proporcionan una oportunidad
casi única para estudiar el gas que hay dentro de esta estructura
cósmica a gran escala.
Los 19 halos recién detectados también
revelaron otra sorpresa: están formadas por gas intergaláctico
relativamente frío, a aproximadamente 10.000 grados centígrados. Esta
revelación entra en conflicto con los modelos actualmente aceptados
sobre la estructura y la formación de las galaxias, que sugiere que el
gas, estando tan cerca de las galaxias, debería tener temperaturas de
más de un millón de grados.
El descubrimiento muestra el potencial
del instrumento para la observación de este tipo de objetos. Sebastiano
Cantalupo, coautor de este trabajo, está muy entusiasmado con el nuevo
instrumento y las oportunidades que brinda: "Hemos explotado las
capacidades únicas de MUSE en este estudio, que allanará el camino para
futuros sondeos. Combinado con una nueva generación de modelos teóricos y
numéricos, este enfoque seguirá ofreciéndonos una nueva ventana para el
estudio de la formación de la estructura cósmica y la evolución de las
galaxias".

Brillantes halos alrededor de cuásares distantes. Image Credit: ESO/Borisova et al
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