trabajando en conjunto para crear un sistema de alerta
de polen que podría ayudar a quienes sufren enfermedades
producidas por estas diminutas partículas
(desde alergias hasta graves problemas cardíacos
y respiratorios).
Septiembre 19, 2008: Cuando sale de su casa en la mañana y se encuentra con la fina capa amarilla que cubre su balcón, ¿acaso no siente deseos de volver a entrar? ¿La simple mención de la palabra "polen" no le hace picar la nariz, estornudar y buscar un pañuelo de papel para sonarse la nariz?
Si su respuesta a estas preguntas ha sido "sí", probablemente usted sea una de las millones de personas en Estados Unidos que sufren de alergia al polen. El polen, sin embargo, es capaz de provocar mucho más que un estornudo. Si usted sufre de asma, de enfermedades cardiovasculares, de neumopatías obstructivas crónicas o neumonía, el polen puede resultar realmente peligroso. Aunque la mayoría de las partículas que inhalamos terminan instalándose en porciones superficiales de nuestras vías respiratorias (lo cual ya es lo suficientemente problemático), los fragmentos más pequeños pueden dirigirse de manera peligrosa hacia los pulmones.
Algunos estudios sugieren que existen muchas posibilidades de que estos pequeños fragmentos produzcan inflamaciones y afecten los sistemas respiratorio y cardiovascular de los seres humanos. Un estudio realizado en Holanda, por ejemplo, reveló una importante relación entre las variaciones diarias en la concentración de polen y las muertes por enfermedades cardiovasculares, neumopatías obstructivas crónicas y neumonía.
Derecha: Un enebro lanzando una nube de polen hacia la atmósfera. Crédito de la imagen: Departamento de Salud de Nuevo México.
Un equipo de la NASA, con ayuda de académicos, así como de la industria y de organizaciones dedicadas al cuidado de la salud, se encuentra explorando este tentador vínculo entre el polen, en este caso el polen del enebro, y algunas de estas peligrosas enfermedades.
"Nuestras investigaciones podrían ayudar realmente a las personas que tienen problemas de salud relacionados con el polen", dice Jeff Luvall, líder del equipo y especialista en Ciencias de la Tierra en el Centro Marshall para Vuelos Espaciales, de la NASA, en Huntsville, Alabama.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (Center for Disease Control and Prevention o CDC, en idioma inglés) trabaja con la NASA en este estudio. Len Flowers, quien pertenece al Programa de Seguimiento de Salud Pública Ambiental (Environmental Public Health Tracking Program, en idioma inglés), del CDC, en el Departamento de Salud de Albuquerque, en Nuevo México, dice "estamos explorando la relación entre dos picos de polen sin precedentes, producidos por el enebro (observados en el norte de Nuevo México), y la cantidad de días de licencia laboral tomados por los empleados del estado durante ese tiempo. También estamos analizando las consultas de emergencia y las internaciones por asma registradas en nuestras comunidades, así como otras internaciones por problemas respiratorios y cardiovasculares".
¿Y qué sucedería si encontraran el vínculo que esperan?
Aquí es donde la NASA comienza a brillar. El equipo de Luvall ya tiene preparada una solución (y llega directamente desde el espacio). "Los pequeños granos de polen son transportados en el viento y nosotros estamos utilizando los datos proporcionados por satélites de la NASA para ayudar a predecir el movimiento del polen", dice Luvall.
Un pronóstico preciso del transporte y de la dispersión del polen podría ayudar a reducir muchas de las enfermedades mencionadas anteriormente. Esto se haría advirtiendo de la llegada del polen a las personas vulnerables a él. En resumen, ellos sabrían cuándo "protegerse".
"El objetivo es utilizar las imágenes de satélite que muestran cuando las hojas de las plantas comienzan a volverse verdes, como herramienta para predecir los 'estallidos' de polen antes de que éstos ocurran, de modo que sea posible tomar medidas preventivas", afirma Flowers.
¿Cómo funciona todo esto? Lo sabremos en un minuto. Primero, hablemos del polen:
Básicamente, el polen es un envase. En su interior, cobija la mitad masculina del material genético de su futura descendencia. Su objetivo en la vida es llegar hasta la mitad femenina sea como sea, por tierra o por mar o, en este caso, con la ayuda del viento o de una abeja. Las plantas que son polinizadas por el viento producen grandes cantidades de polen para asegurarse de que al menos algunas de estas partículas lleguen hasta su objetivo. Pero el verdadero problema comienza cuando los cambios en la humedad provocan la pulverización del polen convirtiéndolo de este modo en partículas microscópicas a la vez que poderosas tormentas succionan grandes cantidades de aire mezclado con polen de la superficie de la Tierra. Las fuertes corrientes ascendentes de estas tormentas impulsan los granos de polen hacia la cima de las nubes donde el aire se está congelando, convirtiendo los granos en fragmentos. Después, el aire más frío desciende nuevamente, impregnando de pequeñas partículas de polen las bocanadas de aire que respiramos.
Arriba: Imagen del polen de una malvarrosa de pradera, tomada por un microscopio electrónico de barrido mediante la técnica de falso color. Crédito de la imagen: Dartmouth College/Charles Daghlian
Cada una de las organizaciones que participan en este estudio aporta un arma única para combatir en la batalla contra el polen. La primera es el sueño de un pronosticador.
Nickovic Slobodan fue el primero a quien se le ocurrió este sueño, el modelo denominado DREAM -SUEÑO, en idioma español- (Dust REgional Atmospheric Model o Modelo Regional Atmosférico del Polvo, en idioma español), para simular el modo en el cual el polvo se traslada en la atmósfera, a través de extensas regiones de un continente. Ahora, con su ayuda, el modelo ha sido modificado en la Universidad de Arizona con el fin de utilizar datos sobre el polen en lugar de polvo.
La NASA ha utilizado al MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer o Espectrorradiómetro de Imagen de Resolución Moderada, en idioma español) en la batalla contra el polen. El MODIS es un sensor ubicado en dos satélites de la NASA: Terra y Aqua. Este sensor detecta las etapas de crecimiento de diferentes especies de plantas observando los cambios de color que tienen lugar en su parte superior. Algunos cambios de color revelan el momento en el cual las plantas se encuentran a punto de liberar sus hordas de polen.
El "arma" del Departamento de Salud de Nuevo México es una estadística récord en el área de la salud, que resulta clave para el estudio.
Además, el Programa de Seguimiento de Salud Pública Ambiental de Nuevo México y la Corporación ARES cuentan con sistemas de alerta que pueden ser utilizados para advertir a los funcionarios de la salud pública, a los médicos, a los hospitales y a las escuelas, sobre la llegada del polen. La oficina de salud posee un portal en internet que tiene el propósito de alertar a la población sobre eventos relacionados con el polen y también cuenta con un SYRIS (Syndrome Reporting Information System o Sistema de Información de Síndrome, en idioma español), que es un sistema utilizado en internet para alertar a los funcionarios de la salud pública.
Para este estudio, los investigadores usaron datos proporcionados por el MODIS para identificar cuándo y dónde las comunidades de enebro estaban efectuando la polinización. Alfredo Huete, de la Universidad de Arizona, identificó estos momentos mediante los datos proporcionados por el MODIS, para seis comunidades de enebro diferentes en la región suroeste de Estados Unidos. Estas primeras simulaciones de transporte de polen realizadas con el DREAM imitaron el transporte de polen durante 66 horas. La próxima propuesta de los investigadores es establecer una red de estaciones para muestreo de suelo que verifiquen el modelo de modo que pueda ser empleado en el futuro para ayudar a quienes tengan en riesgo su salud a causa del polen.
Estas son buenas noticias para los ciudadanos estadounidenses (y para Luvall). "Yo tengo una egoísta razón para querer que este proyecto tenga éxito", confiesa. "Soy alérgico a tres clases de polen".
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