domingo, 2 de noviembre de 2008

El viento solar pierde potencia, alcanza su mínimo en 50 años

Físicos solares han revelado que el viento solar está

perdiendo potencia. Las consecuencias de este fenómeno

se extienden a lo largo de todo el sistema solar.


Septiembre 23, 2008: Hoy, en una sesión informativa llevada a cabo en las oficinas centrales de la NASA, físicos solares anunciaron que el viento solar está perdiendo potencia.

"La presión promedio del viento solar se ha reducido más de un 20% desde mediados de la década de 1990", dice Dave McComas, del Instituto de Investigaciones del Sudoeste (Southwest Research Institute, en idioma inglés), ubicado en San Antonio, Texas. "Éste es el punto más débil que ha alcanzado desde que comenzamos a monitorear el viento solar hace casi 50 años".

McComas es el investigador principal del sensor de viento solar SWOOPS, ubicado a bordo de la nave espacial Ulysses, el cual midió dicha reducción. Ulysses, lanzada en 1990, da vueltas alrededor del Sol en una órbita única que la lleva sobre los polos y el ecuador solar, lo cual le confiere una vista global de la actividad del viento solar:

Arriba: Mediciones globales de la presión del viento solar llevadas a cabo por Ulysses. Las curvas verdes indican el viento solar entre 1992 y 1998, mientras que las curvas azules denotan una menor presión del viento entre 2004 y 2008. [Imagen ampliada]

Curiosamente, la velocidad del viento solar, de más de un millón y medio de km/h, no ha disminuido demasiado —sólo un 3%. El cambio en la presión proviene principalmente de la disminución en la temperatura y en la densidad. El viento solar es un 13% más frío y un 20% menos denso.

"Lo que estamos viendo es una tendencia a largo plazo, una reducción constante en la presión que comenzó a mediados de la década de 1990", explica Arik Posner, científico del Programa Ulysses de la NASA, en Washington DC.

¿Qué tan inusual es este evento?

"Es difícil decirlo. Sólo hemos estado monitoreando el viento solar desde los primeros años de la Era Espacial —desde principios de los años '60 hasta el presente", dice Posner. "Durante ese período, es único. De qué manera se presenta el evento a través de los siglos o de los milenos, sin embargo, es cuestión de conjeturas. No tenemos datos que se remonten tan atrás en el tiempo".

El viento solar cada vez más débil tiene repercusiones a lo largo de todo el sistema solar —comenzando por la heliosfera.

La heliosfera es una burbuja de magnetismo que brota del Sol y que es inflada a proporciones colosales por el viento solar. Cada planeta, desde Mercurio hasta Plutón y más allá, está dentro de ella. La heliosfera es la primera línea de defensa de nuestro sistema solar contra los rayos cósmicos galácticos. Las partículas de alta energía que provienen de los agujeros negros y de las supernovas tratan de entrar a nuestro sistema solar, pero la mayoría son desviadas por los campos magnéticos de la heliosfera.

Derecha: La heliosfera. Haga clic aquí para ver una imagen de mayor tamaño que muestra el resto de la burbuja.

"El viento solar no está inflando la heliosfera tanto como solía hacerlo", dice McComas. "Y eso significa menos protección contra los rayos cósmicos".

Además del viento solar debilitado, "Ulysses también descubrió que el campo magnético subyacente del Sol se ha debilitado más de un 30% desde mediados de los años '90", afirma Posner. "Esto reduce la protección natural aún más".

Datos no publicados sobre rayos cósmicos, proporcionados por Ulysses, muestran que, de hecho, los electrones de alta energía (GeV), que son un componente menor pero revelador de los rayos cósmicos alrededor de la Tierra, han aumentado cerca de un 20%.

Estas partículas adicionales no representan peligro para las personas en la Tierra. Nuestra gruesa atmósfera y nuestro campo magnético planetario proporcionan capas adicionales de protección que nos mantienen a salvo.

Pero cualquier cantidad adicional de rayos cósmicos puede tener consecuencias. Si la tendencia continúa, los astronautas en la Luna o de camino a Marte podrían recibir una mayor dosis de radiación espacial. Las sondas espaciales robot y los satélites ubicados en una órbita alta alrededor de la Tierra se enfrentan a un mayor riesgo de que se produzcan averías en los instrumentos y de que se reinicien los sistemas debido a los choques de los rayos cósmicos. Asimismo, existen controvertidos estudios que asocian los flujos de rayos cósmicos con la nubosidad y el cambio climático en la Tierra. Esa asociación se podría probar en los próximos años.

Arriba: Reducción de la temperatura y de la densidad de los electrones detectadas en el viento solar desde mediados de los años '90. [Imagen ampliada]

Las dos naves Voyager, de la NASA, podrían sentir algunos de los efectos más dramáticos del fenómeno. Después de viajar hacia el exterior durante más de 30 años, las dos sondas están ahora en el borde de la heliosfera. Con la heliosfera encogiéndose, las naves Voyager pronto podrían encontrarse en la parte de afuera, mirando hacia adentro, empujadas hacia el espacio interestelar mucho antes de lo que cualquiera esperaba. Ninguna nave espacial ha estado fuera de la heliosfera anteriormente y nadie sabe qué es lo que las naves Voyager podrían encontrar allí.

La NASA está a punto de lanzar una nueva nave espacial llamada IBEX (sigla que en idioma inglés significa: Interstellar Boundary Explorer o Explorador de la Frontera Interestalar, en idioma español), que puede monitorear las dimensiones de la heliosfera sin tener que viajar al borde del sistema solar. IBEX podría, de hecho, ser capaz de "ver" la heliosfera encogiéndose y también podría anticipar la salida de las naves Voyager. Además, IBEX revelará cómo reacciona el escudo de rayos cósmicos de nuestro sistema solar ante los cambios del viento solar.

"El potencial para realizar descubrimientos", dice McComas, "es impresionante".


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